Dudé mucho sobre si presentarme o no al Premio. Me parecía que lo que yo recogía en mi blog no era tan importante, pero pensé que quizás era una buena oportunidad para darle una vuelta al espacio donde, desde hace años, trato (y no siempre consigo) sistematizar mis aprendizajes. Además, con el equipo de coordinación del proyecto Dibújamelas ya habíamos decidido presentar el proyecto a la categoría Tendencias educativas emergentes, y, una vez empezando, también me había animado a presentar la página, AutomaTICamente, que estábamos realizando con los alumnos de la asignatura TIC. O sea que un poco por presionarme y un poco por ver hasta donde llegaba presenté mi blog EnREDar y aprender a la XI edición del Premio Espiral Edublogs, a la categoría maestros y profesores que comparten.

Cuando recibí la notificación de que había sido seleccionada no en una, sino en las tres categorías a las que me había presentado casi no podía creerlo. La emoción era enorme pues el jurado de este premio está formado, en su gran mayoría son docentes que dedican tiempo a investigar en la red y luego, reconociendo su deuda con todos aquellos que, de forma desinteresada, han publicado sus descubrimientos, devuelven a la red todo aquello que hacen. En este sentido, la emoción venía aderezada con un sentimiento de deuda saldada con algunas de mis grandes referentes en la red, y la alegría de haber aportado un granito de arena a mi gran comunidad de aprendizaje.

foto: Mª del Henar Moros‏ @Artesana63

Casi un año después de aquello, me cuesta recordar aquella mañana que como en un sueño fui recibiendo no una, sino las tres peonzas de oro, pero lo que sí recuerdo con claridad fue cuando una pequeña ganadora de uno de los premios, sorprendida, descubrió que uno de sus dibujos aparecía en otro de los blogs participantes. ¡Ese es mi dibujo!! Gritó con inmensa alegría. Y ese grito emocionado volvió a sacudir con fuerza la espiral de conexiones, descubrimientos y reencuentros que hacen del Premio Espiral Edublogs un evento mágico.

@garbinelarralde